Sobres y cartitas con olor


Vivir en una casa en los 80 y tener 2 hermanas tenía algunas ventajas, por ejemplo, nunca te tocaba fregar los platos, poner o recoger la mesa, planchar, lavar, barrer, hacer la cama, limpiar el polvo, ir al supermercado de la esquina a por un paquete de pan rallado que se le olvidó a tu madre…
Pero amigos, no nos engañemos. Todo tiene su cara b, su lado oscuro, su parte negativa, es como el yin y el yang o como se escriba.
Bueno voy al grano: Yo odiaba a muerte las cartitas y sobres con olor. Me parecía lo más cursi y ñoño que podía haber sobre la faz de la tierra. Y claro, como mis hermanas eran todo lo contrario a mi, a ellas les encantaban, y como tenía 2 hermanas, pues en mi casa había el doble de cartitas de esas por todos los rincones, apestándolo todo.
Ya había borrado el tema de mi mente a hasta que hace poco, en una conversación, no se como ni con quién, acabamos hablando de las cartitas esas, con la suerte de que mi novia estaba por allí, escuchó el tema, y me dijo «Yo tengo un montón de cartitas de esas todavía, si quieres te las enseño y hablas de ellas en tu blog»
Otra vez aparecían en mi vida, 20 años después, con sus colorines y olor penetrante, para vengarse…
Al final vimos su colección, y no me pasó nada. Siguen sin gustarme, pero por lo menos ya no las odio . Se ve que he madurado un poco.
Las fotos de arriba son algunas de las miles que me enseñó y aunque os parezca increíble, todavía mantenían el olor. Una mierda ya hubiera dejado de oler hace años, pero ese papel… ¿Qué clase de líquido radiactivo usarían para perfumarlas? Mejor no saberlo, que ahora resulta que casi todo lo que comíamos, bebíamos, olíamos o usábamos en los 80 era cancerígeno.
Aviso: Para posibles coleccionistas de cartitas y sobres con olor integristas radicales, esto está escrito en tono de humor. Eso significa que a algunas personas que lean esto, igual les hace risa. Otras, más susceptibles, querrán pegarme fuego, como pasó en la entrada de las Nancys, en eso consiste la gracia. Avisado queda.