El misterio del 4 en números romanos
La entrada de hoy es un poco diferente de las tonterías que suelo escribir por aquí. Esta es seria, un arduo trabajo de investigación que me ha llevado incluso a jugarme la vida en extraños parajes del universo.
Comenzaré por el principio.
Todos aprendimos en el colegio los números usados por la civilización romana. Ya sabéis, un palito es el 1, 2 palitos es el 2, 3 palitos es el 3… Podían haber seguido así indefinidamente, pero como los romanos eran muy avanzados, a parte de muy gays, decidieron usar símbolos que agruparan palitos para ahorrar trabajo. Así, la V es un 5 y si le ponemos un palito a la izquierda es el 4. En cambio si se lo ponemos a la derecha es el 6. X es el 10, L es el 50… Un sistema sencillo, fácil de aprender y que les dejaba mucho tiempo libre para petar el ojete de cualquier discípulo que se pusiera a tiro.
Todo el mundo conoce los números romanos. Todo el mundo menos el que hizo el reloj del ayuntamiento de mi pueblo. O eso pensaba yo…
El ayuntamiento de mi pueblo está en una plaza. Una plaza donde también hay una panadería que está abierta las 24 horas del día. Si vas a las 5 de la mañana a por un bocadillo, allí están ellos para servírtelo. Por ese motivo, la plaza es el lugar donde suelen peregrinar las zagalas y zagales borrachos y borrachas y/o drogados cuando cierran los bares.
Allí estaba yo, un sábado a las 6 de la mañana. Miro el reloj del ayuntamiento y, entre la nebulosa, reparo en un hecho insólito. La esfera está numerada con símbolos romanos, y el 4 está representado con 4 palitos. Foto ilustrativa.