Chorizos legendarios

¿Quien no ha tenido el honor de ser atracado por algún chorizo famoso de su barrio, pueblo o ciudad?
Donde yo vivo recuerdo 3 de estos seres capaces de desplumarte antes de que pestañearas y luego desaparecer como fantasmas.
El primero de ellos y el más viejo era el Pompa. Este era uno de esos yonkis típicos de los 80, brazos como un colador, ropa sucia, 60 kg de peso, todo huesos, pero con una velocidad de ataque sobrehumana. Su arma preferida era la navaja llavero o el cuchillo de untar mantequilla. Si lo piensas bien, un cuchillo de esos sin punta y con 30000 clases de bacterias no conocidas por la ciencia, es el arma perfecta para intimidar a un niño.
Su modus operandi era de lo mas directo: Dame todo lo que tengas o te rajo. Te podía dejar sin nada en menos de 1 minuto y desaparecer por los callejones sin dejar rastro alguno. Un día dejó de actuar y solo quedó de él el recuerdo y la frase «Cuidado que viene el Pompa!».
El segundo de ellos era el Canana. Este era bastante más joven que el Pompa, pero no por ello menos letal. De aspecto físico eran parecidos, pero el canana no usaba armas para sus ataques. Usaba algo mucho más efectivo: Su increíble inteligencia y que era capaz de meterse en cualquier agujero por donde le entrara la cabeza.
Un amigo mío, al que llamaré bonifacio para preservar su intimidad, que tuvo el honor de ser engañado por este astuto delincuente, me contó cómo se lo hizo. Fue en la calle que llevaba al antiguo cine del pueblo. Empezó pidiéndole 5 duros. Cuando Bonifacio le dijo que no tenía nada, el astuto Canana pensó que lo estaba engañando, que seguro que iba al cine y que al menos llevaría 20 duros para la entrada. Entonces se saca 4 monedas de 5 duros del bolsillo y le pide a mi incauto amigo bonifacio que se lo cambie por una moneda de 20. Mi amigo cae en la trampa y saca una moneda de 20 del bolsillo. El Canana se la quita con un ágil movimiento de muñeca y le dice: No te iba a atracar, pero como me has engañado te quedas sin nada. Que crack!
Por último, os hablaré del Yudiser o yudi para los amigos. Este es al que más conocí porque estaba en el colegio conmigo. En aquella época era un tío normal, bastante cabezón, pero normal. No fue hasta unos años después del colegio, cuando se le podía ver por las calles intentando atracar.
Digo intentando porque no creo que consiguiera intimidar a nadie lo suficiente como para quitarle la pasta. Su arma preferida era la pseudo navaja o navaja imaginaria. Te pedía pasta, y cuando le decías que se pirara, que no le ibas a dar nada, se llevaba la mano al bolsillo trasero, a su navaja imaginaria y decía «que te pincho, eh, que acabo de salir del talego». Alguna vez le di algo, por lástima más que nada, pero había días que, o bien no tenías nada para darle, o no te apetecía, y entonces se iba gritando «me he quedao con tu cara, ya te cogeré». Era entrañable.
Su vida terminó el día que pensó que era capaz de saltar desde el tejado de un edificio, hasta una farola cercana y descolgarse por ella hasta el suelo, para así evitar a la policía que le seguía. Evidentemente terminó repellado contra el suelo y muerto en el acto.
Y vosotros, ¿Qué maleantes de vuestra infancia recordáis?