Grabar en cassette no regrabable
Hace unos días os hablé de cómo un amigo del colegio había trucado una cinta de Chiquetete, para grabarse de la radio el Cuenta regresiva del grupo Europa.
Luego caí en que no todos los que lo leyeran serían de la generación radio cassete, y quizas no comprendieran lo que significa «trucar una cinta», sobre todo los de la E.S.O. así que lo voy a explicar.
En los tiempos en los que no había internete, los zagales de la época también «robábamos» música. Sí amigos, es duro admitirlo, pero lo hacíamos. Además a plena luz del día y sin que la innombrable nos persiguiera para quemarnos.
Cómo lo hacíamos? Muy fácil:
1. Pasar el día pegado al radio-cassette esperando a que pusieran una canción que nos molara (normalmente con los 40 subnormales sintonizados).
2. Presionar a la vez Play y Rec teniendo dentro del radio-cassette una cinta regrabable.
3. Rezar para que el locutor de turno cerrara su bocaza durante la reproducción.
El problema venía en el punto dos, y es que no siempre había una cinta regrabable a mano. Es aquí donde poníamos en práctica esos conocimientos de la calle, y una de dos, o bajábamos al bazar de la esquina a robar una TDK o le cogíamos prestada a nuestras madres alguna cinta original, y procedíamos a su trucaje para hacerla regrabable.
La única diferencia entre una cinta regrabable y una que no lo era, consistía en un pequeño hueco en la parte superior de la carcasa, que en las regrabables estaba tapado con una pestaña. Para convertir una cinta normal, en regrabable sólo había que tapar ese hueco con una bolita de papel o un trozo de cinta adhesiva. Os dejo una imagen explicativa del invento.

Si tenéis muchas de estas por ahí tiradas, también os podéis hacer una mesa.