Las gomas Milán
Hace muchos, muchos años, hubo una época en la que los niños sabían escribir. Una época libre de correctores ortográficos automáticos y de gente aporreando teclados con un solo dedo. Una época donde las frases se escribían a lápiz sobre extraños artilugios llamados «libretas». Una época donde rectificar errores era tan fácil como coger una goma y pasarla repetidas veces por encima del error. Era la época de las gomas de borrar Milán.
Las gomas Milán eran parte indispensable del estuche del colegial ochentero. Junto con el boli Bic y los Plastidecor eran lo primero que las madres compraban al comienzo de curso.
Origen de las gomas Milán.
Una vez conocí a una hembra de Milán (Italia) y para hacer la gracia, se me ocurrió preguntarle por la fábrica de gomas… Por supuesto, no tenía ni idea de lo que le estaba hablando y no le hizo ni puta gracia la broma. Es más, al otro día me la encontré y me escupió a la cara para cegarme y salió corriendo.
Esta graciosa anécdota me hizo preguntarme por el misterioso origen de las gomas Milán ¿De dónde vendrían? ¿De qué estaban hechas? ¿Porque desaparecían al caer al suelo? ¿Habría un universo paralelo a donde iban a parar todas la gomas Milán desaparecidas?
Vayamos por partes. En primer lugar Las gomas Milán se fabrican en España, concretamente en Mont-Ras (Girona). Más concretamente en la calle Paratge Roques Blanques s/n, por si vivís cerca y queréis fisgonear un poco.
Son fabricadas a partir de caucho sintético, con lo que están libres de lactosa, gluten, frutos secos, mostaza, apio, espárragos, crema de yogur, macarrones y pepinos. Esto nos asegura que son aptas para niños daltónicos así como para gente con problemas de caspa.
Modelos emblemáticos
Milán 430: Es el modelo más común de todos y se fabricaba en tres colores. Blanco, rosa y verde. Este tipo de goma se caracterizaba por dejar la mesa llena de desechos de aspecto tóxico cada vez que la utilizabas. La ciencia todavía no ha podido explicar cómo es posible que el volumen de desechos que soltaba esta goma fuera mayor que el volumen de la propia goma.
Milán 840: Este modelo era el modelo pijo y se fabricaba tanto en blanco-gris como en rosa-gris. Mientras que la parte blanca o rosa servía para borrar el lápiz, el fabricante aseguraba que la parte gris con aspecto de lija del 7, era capaz de borrar el boli… La realidad era que por muy flojo que le dieras al boli, lo único que conseguías era hacer un agujero en el papel del tamaño de tu culo.
Milán Nata: Esta era la goma de los gourmets. Se caracterizaba por desprender un intenso y agradable olor a ¿nata?. Pero amigos, no nos engañemos, su olor no era más que una trampa mortal para los incautos. Su sabor era de lo mas nauseabundo que ha inventado el hombre, sólo superado por el asqueroso sabor de la plastilina.
Milán Gigante: Este espécimen no era muy común, por eso cuando alguien aparecía con una de ellas, la admiración era máxima. Lo malo es que esta goma sólo hacía gracia el primer día. Al día siguiente, el chaval de la goma gigante era el gilipollas de la goma gigante y pasaba a ser apalizado por sus compañeros.