La Superabuela
Hoy, después de mucho tiempo, volvemos a la carga con un nuevo pedazo de basura histórica.
La mayoría de vosotros probablemente ni siquiera recordéis esta serie. Otros quizás si, a pesar del paso de los años y del abuso del pegamento Imedio. Pero lo que es seguro es que a nadie en su sano juicio le gustaban las aventuras de esta abuelita entrañable llamada la Superabuela.
Después de darle muchas vueltas he llegado a una conclusión: A nadie le gustaba porque era una serie inglesa, y el humor inglés era demasiado sofisticado para el ciudadano medio español de los 80. Por aquella época hacían gracia los chistes picantes, las pelis de Pajares y Esteso, alguna que otra tetilla… Pero una abuela con poderes absurdos no tenía ninguna gracia.
El caso es que como era una basura, dicho esto desde el cariño y el máximo respeto, y se emitió en la década de los 80, pues reúne todas las condiciones para tener su pequeño hueco en este vuestro humilde blog.
Argumento
La serie contaba las aventuras de una jubilada conocida en el barrio por el seudónimo Granny Smith (Gudrun Ure), habitante de la pequeña, pero no muy tranquila ciudad inexistente de Chisleton.
Un día, mientras paseaba por un parque típico inglés, de esos donde no se pueden comer pipas porque te multan, fue víctima de un rayo mágico salido de una máquina creada por el inventor Black (Bill Shine) para hacer crecer los alimentos y acabar con el hambre del mundo. El rayo fue disparado por accidente por el malvado Scunner Campbell (Iain Cubbertson), mientras trataba de robar el artilugio junto a sus inútiles compinches de absurdo nombre Muscles y Dustin.
A partir de ese momento la abuelita Smith empieza a notar una resistencia fuera de lo común a los efectos negativos de la menopausia y la reuma y se da cuenta de que posee poderes tales como fuerza descomunal, una velocidad absurda, saltos acrobáticos imposibles, rayos X en los ojos (con lo cual puede hacerse auto-radiografías para comprobar si se ha roto la cadera), oídos supersónicos 100% libres de cerumen, control absoluto del azúcar en sangre, gran aprecio a la música heavy metal, etc, etc…
Ella, en lugar de aprovecharse de sus nuevas habilidades en su propio beneficio como la lógica indica, utiliza esos súperpoderes para luchar contra el villano Scunner Campbell y sus esbirros, que casualmente son los que la han curado de sus pérdidas ocasionales de orina. Un contrasentido de principio a fin.