El Cinexin
Rápido, despacio, adelante, atrás… Incluso para la imagen. Muchas y divertidas películas. Cinexin, el cine sin fiiiiiiin…
¿Se pueden contar más mentiras en un sólo anuncio? Sí. Si los de la Power Balance hicieran un anuncio.
El Cinexin no era más que un reproductor de super 8 metido dentro de un trozo de plástico naranja, en sus primeras versiones, y azul en las más modernas.
En la primera versión, la de color naranja, había que abrir el aparato para colocar las películas. Demasiado complicado para ser un juguete de los 70. En la versión mas moderna, la de color azul, las películas venían en una especie de cartuchos, que se encajaban en el lateral.
Una vez preparado el cacharro, llegaba la hora de hacer girar la manivela. Aquí era cuando podías reproducir hacia adelante, hacia atrás, rápido o despacio, esas «maravillosas» películas de 40 segundos, sin sonido y sin un comienzo o final coherente. Eran simples trozos de dibujos animados de éxito de la época, embalados en un cartucho y cobrados a precio de oro. Uno de los más grandes timos de la historia, junto con las Power Palance y el regreso del coche fantástico.
Habría que hacer una aclaración. Las películas no tenían sonido, pero la escandalera que montaba la manivela al ser girada era infernal. Era como si grabamos el sonido de una carraca y lo reproducimos en un coche tuneado, mientras estamos metidos en su maletero. Una locura que haría perder la cordura al mismísimo Jaime Peñafiel.
Por otro lado, lo de no tener sonido podía ser una ventaja para una persona inquieta intelectualmente. La verdad es que para escuchar los diálogos de mierda de los cortos de Disney, era mejor no oír nada, y hacer nosotros mismos el doblaje. Minnie, ven que te voy a enseñar un cosita, ratilla mala… Seguro que los del Informal empezaron con uno de estos cacharros.
Los años y los avances tecnológicos terminaron por hundir a Exin Juguetes, fabricante del aparato. Una putada, porque la empresa no sólo era responsable del Cinexin, una gran mierda por la que se merecía su horrible destino, también era responsable de mitos como Scalextric, Tente, Ibertren o Madelman, y eso ya duele más.
En la actualidad, una joven empresa valenciana llamada Giro Toys ha comprado el 50% de Exin Proyectos que mantiene la marca y derechos del proyector y del juego de construcción Exin Castillos. Su intención es relanzar el producto estas navidades. Espero no tener que escribir en febrero sobre la quiebra de Giro Toys debido a la maldición del Cinexin.
Sólo una cosa más, por favor pónganle una batería al nuevo aparato, las nuevas generaciones agradecerán no tener que gastarse la paga en pilas gordas.