Los carros de cojinetes
Los carros de cojinetes, patinetes de rodamientos, carrillo de bolas, o como mi madre los llamaba «la mierda esa con ruedas», fue el primer medio de transporte que tuvimos algunos afortunados en los 80.
No eran de alta tecnología. No eran bonitos. No eran silenciosos. No eran fiables. Pero eran peligrosos y con eso bastaba.
Recuerden que el carro de cojinetes pertenecía a una época donde era común caerte y romperte algún hueso y eso no suponía un drama familiar. Ya fuera con la Motoreta, con algún arma infantil o jugando a algún inocente juego, lo normal era llegar a casa herido y ademas que te dieran una paliza por ello.
El caldo de cultivo perfecto para que un artilugio con cojinetes en lugar de ruedas, y sin frenos, causara sensación entre los jóvenes de bigote incipiente1.
Fundamentos científicos del carro de cojinetes
Fundamentos había dos: El plano inclinado y la gravedad.
El plano inclinado era totalmente necesario para el correcto funcionamiento del carro de cojinetes. Sin plano inclinado o «cuesta abajo» tenías que buscarte lo que en mi barrio se llamaba «el motor«.
Esto no era más que un chaval, por lo general poco avispado, que se pasaba la tarde empujándote de un lado a otro mientras tu le prometías que en 10 minutos le tocaría a él montar. Cuando le tocaba a él, casualmente tu te tenías que ir a merendar.
Si tenías el plano inclinado y lo juntabas con la gravedad, no necesitabas motor. Nadie sabía porqué pero esto era así siempre. Algo como de magia negra.
- Para los de la ESO: Bigote adolescente al estilo vietnamita que nos daba miedo afeitarnos para no parecer más gilipollas de lo que éramos [↩]