Juegos Reunidos Geyper
Los supervivientes de los 80, sólo con el título de la entrada ya deberíais saber de lo que os voy a hablar. Por lo tanto no hace falta que sigáis sufriendo, podéis dejar de leer.
Si no os suena el nombre de los míticos Juegos Reunidos Geyper u os gusta sufrir, seguid leyendo esta bonita historia de ficción navideña.
Érase una vez un país precioso llamado… Hespania. Estaba enclavado en un marco incomparable de belleza sin igual. Tenía, como frontera por el norte, Narnia, por el sur, Atlántida, y por el este y por el oeste, había un barranco sin fondo al que los lugareños llamaban «El barranco».
Era un país de alegres costumbres, sobre todo desde que Frasco, el dictador malvado, la había palmado en un afortunado accidente de caza.
Sus habitantes trabajaban muy duro, para levantar el país y darle un futuro digno a sus hijos. Pasaban la semana esperando a que llegara el domingo, día que se dedicaba generalmente a mirar un artilugio que parecía que tenía gente dentro, llamado Tele.
El problema era cuando hacía mal tiempo, llovía y caían lanzas de fuego desde el cielo. Los más supersticiosos creían que esas lanzas ígneas eran escupidas por el malvado Frasco y defendían su postura al grito de «Esto con Frasco no pasaba«. Otros, los más herejes, los llamaban simplemente rayos.
El caso es que cuando uno de estos rayos impactaba en el repetidor de Comares1, la gente de dentro de la Tele se iba asustada por el ruido, y en su lugar sólo se veía un temporal de nieve. Podían pasar horas hasta que el temporal amainaba.
Para esos días, nada mejor que una caja mágica que contenía miles de increíbles juegos para toda la familia… Bueno vale, miles no, pero entre 10 y 55 sí.
Eran los Juegos Reunidos Geyper, que traían la friolera de cero innovaciones para el mercado de los juegos de mesa, pero que venían empaquetados en una bonita caja del mejor cartón de la época. Además, cuando te cansabas de uno, cosa que no tardaba en suceder, pues jugabas a otro y luego a otro y así hasta que pasaban 10 minutos, que ya estabas hasta los cojones y preferías ir a ver la tormenta de nieve de la Tele, que era más entretenido.
Había cajas diferentes para cubrir la mayoría de las necesidades de las familias de la época. Desde la caja de 10 juegos, para las familias pobres, pero felices de Hespania, hasta la caja de 55 juegos, a la que sólo podían acceder los descendientes y amigos del malvado Frasco, debido a su alto coste.
Pero, en esta historia hay algo que no encaja. Nadie en Hespania sabía jugar a 55 juegos diferentes. Sus habitantes conocían los más comunes, el ajedrez, la oca, el parchís, la ruleta, cuatro en raya… Pero no tenían ni idea de cómo jugar a todos los demás.
Entonces, era cuando entraba en escena un libro mágico llamado «Manual de instrucciones«. Según contaban los viejos del lugar, en él estaban las reglas de todos y cada uno de los juegos que contenía la caja. Desgraciadamente, nunca nadie llegó a leer ese libro, con lo que la mayoría optaba por inventarse la reglas.
De ahí viene la frase que se argumenta siempre, ante una discusión provocada por discrepancias en las reglas de determinado juego de mesa:
– Zas, te la como y me cuento 30 …
– ¿Comó? Te tienes que contar 20 …
– Ahhh, pues en mi casa jugamos así.
Desgraciadamente, la marca Geyper desapareció del mercado en el año 1987 como consecuencia de una suspensión de pagos. En el año 2001, una empresa del norte llamada Bizak llegó a un arreglo con la antigua Geyper para fabricar de nuevo esta gama de juegos.
Aunque Bizak consiguió cierto éxito con su esperada reedición, los habitantes de Hespania, habían perdido ya la costumbre de reunirse en torno a una mesa para jugar en familia, y los Juegos Reunidos Geyper desaparecieron para siempre.
Fin.
Bueno, pensándolo bien, un cuento de navidad no puede acabar de esta forma tan triste. Así que me voy a inventar un final alternativo, que eso se lleva mucho ahora.
Los Juegos Reunidos Geyper desaparecieron para siempre… O eso pensaron muchos…
20 años después del último avistamiento de una familia jugando al auténtico parchís de cartón de Geyper, un suceso fortuito cambió la historia para siempre: El apagón analógico.
El apagón analógico fue ideado para que las familias de Hespania tuvieran que comprar un artefacto tecnológico si querían seguir disfrutando de sus viejas Teles. La mayoría de ciudadanos no entendían porque se tenían que comprar un aparato extra, conocido con el diabólico nombre de receptor de tdt, para ver la misma basura aberrante que antes, pero con más definición.
Eso, unido al ambiente de pesimismo que reinaba, debido a la crisis mundial que azotaba a Hespania, produjo que todas las gentes apagaran al unísono sus Teles, y que buscaran desesperadamente en sus armarios, una caja amarilla donde, bajo una gruesa capa de polvo, podía leerse «Juegos Reunidos Geyper«.
- Aparato que difundía la señal de la Tele por toda Hespania mediante una técnica llamada Telepatía. [↩]